Hablar en Público
- Ignacio A. García
- Jul 10, 2018
- 3 min read
Es muy común hablar de ¨pánico escénico¨ para artistas que se presentan frente a un público que no conocen pero esta situación no se da solamente en el mundo de las artes.
Encontrarse con profesionales que sufren de este síntoma o en el mejor de los casos ¨no la pasan nada bien¨ cuando deben enfrentarse a un auditorio para hablar en público es muy frecuente.
Todos los especialistas coinciden en que es muy difícil eliminar el nerviosismo previo a una presentación en público, de hecho algunos conferencistas profesionales plantean que el no estar nervioso previo a una disertación es indicador de que algo anda mal. Sin embargo, existen algunas herramientas o mecanismos para reducir la ansiedad y aumentar la confianza frente a este tipo de situaciones que, bien aprovechadas, pueden impulsar nuestras carreras.
A continuación se presentarán 4 tácticas para perder el miedo a hablar en público:
1) Reeduca tus experiencias negativas
Es muy probable que todos, alguna vez, hayamos tenido una experiencia negativa al hablar en público; de hecho es posible que esa experiencia todavía nos mantenga a la defensiva en lo que respecta a haber en público; muchos conferencistas llevan consigo esos recuerdos cada vez que se exponen a esta situación.
Para resolver esta cuestión es importante aprender de nuestros errores, así podremos dejar atrás esos miedos. Ahora bien, hay una gran diferencia entre aprender del pasado y llevar a cuesta ese miedo cada vez que entramos a una sala con personas que nunca antes nos ha escuchado hablar.
Es importante recordar que cada presentación es una oportunidad para ¨resetear¨ ese comportamiento. En lugar de dejarnos vencer por esos pensamientos negativos existe lo que se llama: Reestructuración Cognitiva, una estrategia cognitivo-conductual que permite reemplazar esos pensamientos distorsionados con pensamientos más positivos y acertados sobre una actividad. Por ejemplo: ¨seguramente estropee mi presentación ¨ ( pensamiento automático) esto debe ser reemplazado por la siguiente lógica : ¨Es posible que algo salga mal pero podré recuperarme y continuar con mi presentación de manera satisfactoria ¨ ( reestructuración cognitiva).
2) Revalúa tus miedos
Si alguna vez hemos planificado un gran evento, no hemos podido evitar sentir esa combinación de ansiedad y evitación que la acompaña. Lo mismo sucede al hablar en público, la clave consiste en ¨reconfigurar¨ esa sensación de ansiedad. Es muy importante utilizar frases positivas para verbalizar esta sensación, como por ejemplo: ¨estoy ansioso por llevar esto adelante! ¨, esta acción permite: al orador adoptar un postura mucho más positiva, así como también la búsqueda de oportunidades, en lugar de ubicarse en una postura defensiva frente a una situación amenazante.
3) Contextualiza el miedo.
Cada uno de nosotros nos hemos preguntado alguna vez : somos lo suficientemente buenos en lo nuestro?, la gente piensa que soy inteligente? o quizás, merezco respeto?.
La realidad es que las presentaciones en público nos ubican en una situación de vulnerabilidad muy importante por lo que resulta muy fácil que las mismas se vuelvan un depositario de todas nuestras inseguridades o dudas; por lo tanto una manera de desactivar esto es preguntarse: ¨mi presentación es un reflejo de mi experiencia profesional? o, es mi presentación un indicador confiable de mis capacidades profesionales?¨; cuando uno ¨exagera¨ la importancia de la presentación que estamos por dar resulta muy difícil que esa presión extra que nosotros la damos logre resultados.
Otra técnica es contextualizar nuestra presentación en un marco histórico, es decir , pensar en los millones personas en todo el mundo a lo largo de la historia que han hablado frente a un público y que experimentaron las mismas sensaciones que nosotros, desde esa perspectiva nuestra presentación se vuelve menos importante y eso nos permite quitarnos presión y lograr una buena presentación.
4) Cambia el foco
Muchas personas antes de dar una presentación dicen lo mismo: ¨ No quiero cometer errores u olvidar los puntos importantes de mi presentación ¨, ¨no quiero ser aburrido o decepcionar con mi presentación ¨, etc, etc. Este tipo de frases deja en evidencia que el orador tomó una perspectiva centrada en si mismo es necesario entonces cambiar el foco y centrarnos en la audiencia y no en nosotros.
Una táctica que da muchas veces resultado es, antes de comenzar una presentación seleccionar un persona al azar entre la audiencia y crearnos una historia alrededor de la misma, por ejemplo: esta persona llega esta conferencia en auto, en su recorrido pinchó un neumático; tuvo que esperar la grúa por tres horas, etc. Luego de crear esta ¨ historia ¨, debemos preguntarnos: como puedo mejorar su día ? o como puedo lograr que se olvide de ese mal trago y se concentra en mi presentación?.
Tomar esta actitud nos permite generar una mentalidad de servicio, o sea, como puedo servir al otro; al estar concentrados en esta postura resulta muy difícil poder concentrarnos en nuestros propios miedos o preocupaciones.
Texto basado en un artículo de Brad Phillips

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